martes, 20 de diciembre de 2011

Desaparición de encastes



Con el frío que hace fuera de casa, lo que más apetece a un aficionado a los toros es quedarse en el sofá tapadito con una buena manta mientras disfruta del Canal Plus Toros o de una amplia bibliografía taurina. Entre esos libros de toros, hay una revista-libro que está haciendo las delicias de los aficionados, se trata de los ‘Opus’, escritos por André Viard.
Pues bien, como esta servidora ya ha caído en las redes de esta obra periodística, me atrevo a rescatar una frase que resume el debate sobre la desaparición de los encastes como consecuencia de la marginación de ciertas ganaderías por parte de las primeras figuras del toreo.  Es la siguiente: “La erradicación casi total del encaste Vazqueño se debió a Joselito, quien, en la segunda década del siglo XX, favoreció la consagración de Vistahermosa a través de Tamarón”.
Por tanto, este problema viene de largo. El asunto ya no es sólo que Manzanares quiera lidiar ejemplares de Núñez del Cuvillo, que Enrique Ponce apueste fehacientemente por los juanpedros, ni que José Tomás se estanque ahora entre los de Victoriano del Río o El Pilar.
El problema es más profundo, el problema es que ha pasado a interesar más quién torea frente a los animales que van a ser lidiados. Quizá por eso, porque hay ganaderías que han dejado de interesar a un amplio sector del público, muchos de esos animales están acabando en el matadero; valga como ejemplo los Atanasios, una historia triste narrada al detalle en el nº 10 de Tierras Tauirnas.
Con estas sesiones de lectura taurina una se plantea eso de salir de casa. Si habéis leído estos libros, ¡sabréis por qué lo digo! ¿Qué os parecen?

Texto: Estefanía G. Asensi

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