miércoles, 28 de diciembre de 2011

Galicia prohíbe la asistencia a los toros a los menores de 12 años


Así empezaron en Cataluña, donde los menores de 14 años tenían prohibida la entrada a las corridas de toros. Lo que se consiguió con eso fue matar poco a poco la afición catalana. Si los pequeños no pueden asistir a los festejos taurinos, será casi misión imposible que puedan postularse como futuros seguidores de la Fiesta. Después dirán que Galicia es anitaurina y de eso nada, lo que ocurre es que la afición no crecerá si los jóvenes no  se aficionan.
Pues bien, eso es lo que pasará, si nadie lo remedia, después de que el parlamento gallego diera luz verde a esa iniciativa. Partido Popular, Partido Socialista y Bloque Nacionalista Gallego fueron los grupos que votaron a favor de que los menores de 12 años no puedan disfrutar de las corridas de toros en las plazas gallegas.
La medida es injusta, lamentable, intolerable y arbitraria. Ningún político, ni de Cataluña, ni de Galicia, puede decidir si una persona debe ir o no a los toros. Y mucho menos, decirle a un padre o a una madre si tiene permiso o no de las instituciones gallegas para llevar a sus hijos a los toros.
Los políticos se amparan en la protección de los derechos del menor y demás historias. A mí me parece muy bien que se preocupen por el bienestar de los niños/as gallegos/as ante algún asunto que les ponga en peligro o les afecte negativamente, pero ese no es el caso de las corridas de toros. Nadie ha demostrado que los festejos taurinos influyan para mal en los menores, ¿cuántos niños hay que asisten y han asistido a las corridas de toros y hoy son estupendas personas y con una preparación académica impecable? ¿Entonces? ¿Por qué meterse con los toros?
Al contrario, aún no se han dado cuenta de que la Fiesta está llena de valores muy positivos y que pueden servir a los jóvenes; elementos como la valentía, la constancia, la humildad, la entrega, la verdad y la pureza de lo que acontece en el ruedo. Pero por lo visto, los políticos que han promulgado la medida abolicionista no tienen idea ni de valentía, ni de humildad, ni de entrega, ni mucho menos de verdad. Una lástima. En fin...

Texto: Estefania G. Asensi
Foto: Archivo

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